En mirar no hay engaño, Chico.
De no querer audios a querer ver a los ojos hay un cambio muy grande. Por el oído puede haber engaño. Pero por los ojos se baña la verdad.
The eyes, Chico.
Tal vez debería saber quién dijo eso originalmente, pero for all I know, lo dijo la Colo (mi hermana) en su estado de WhatsApp, que debe haber permanecido así por más de un año. O tal vez lo dijo Jesse en Breaking Bad, una serie que nunca pude ver más allá de su tercer capítulo.
Ahora que reviso el estado de Whatsapp de mi hermana, veo que dejó de ser The eyes, Chico y se volvió lost in a moment.
El mío decía audios no plis hasta que empecé este escrito y se me ocurrió cambiarlo a The eyes, Chico. El texto completo dice que They never lie, pero me gusta más como suena sin ese final.
Efectivamente, los ojos nunca mienten.
Pero no todos sabemos leer los ojos de todos.
Creo poder leer los ojos de mi mejor amiga. Puedo anticipar cuando soltarán lágrimas y cuando soltarán alegría.
Puedo leer los ojos de Cholula Mariposa (nuestra gata) pidiéndome comida, calor o juego.
Puedo leer los ojos de la Colo, entrecerrándose para preguntarme si le puedo hacer una lectura de tarot.
Supongo que también podía leer los ojos de X diciéndome todo lo contrario que sus palabras. Sus pupilas me decían que estaba cansado. Que no podía más. Que aunque me abrazara, necesitaba estar lejos de mí. Tal vez por el resto de nuestras vidas. En retrospectiva, sus ojos me decían que el final llegó incluso antes de empezar, pero yo prefería creerles a sus palabras diciéndome mi amor.
Dicen que no hay peor sordo que el que no quiere oír.
No lo dicen pero también,
No hay peor sentidor que el que no quiere tocar,
No hay peor degustador que el que no quiere saborear,
No hay peor oledor que el que no quiere oler,
Y no hay peor ciego que el que no quiere ver.
¿Por qué las únicas que hacen sentido son las de oír y ver?
Con X me engañaban todos mis sentidos, salvo la vista. Sus ojos me decían todo lo que su olor, su tacto, su sabor y sus palabras me negaban. Supongo que todos estos últimos se pueden editar – con crema, perfume, lo que comes, o con decir lo que crees que el otro quiere escuchar.
Pero los ojos no.
Los ojos son lo que son.
Por algo la mutilación de los ojos es la mutilación de la verdad. Pero no me quiero poner política en este escrito.
Por algo me siento más segura y poderosa cuando uso anteojos y yoqui, y no puedes ver la verdad desnuda en mis ojos.
Supongo que hay algo metafórico en pasar de audios no plis a The eyes, Chico.
La última vez que vi a X fue hace un año y dos días. Se cumple un año y se cierra un ciclo. Hasta hace unas horas, no quería audios. No quería mi amor ni te amo ni yo nunca te podría olvidar ni yo quiero ser parte de tu vida.
De no querer audios a querer ver a los ojos hay un cambio muy grande.
Por el oído puede haber engaño. Pero por los ojos se baña la verdad.
No me malinterpreten. Cuando puse el primer estado, no había nada metafórico. No quiero audios cuando puedo recibir textos más cortos y al punto. Tampoco me malinterpreten: amo un podcast de notas de voz de algún amigo por el mundo (ustedes saben quienes son). Pero para logística suele ser mejor un texto.
Tampoco puse el segundo estado como metáfora de que estoy lista para ver a todos por su verdad.
Sí pasa que, en retrospectiva, a todo se le puede encontrar la metáfora. Y al encontrarla, se abren nuevos caminos. Nuevas formas de ver la vida, la fase en que te encuentras.
Me retracto. Tal vez sí todos sabemos leer los ojos de todos. Pero no siempre estamos dispuestos a hacerlo.
Hoy me encuentro queriendo mirar a los ojos.
Queriendo creerle a lo que me dicen sus ojos. Seguir los ojos es seguir el instinto.
Y en este caso, sus ojos me dicen justo lo que quiero. Su mirada se alinea a mis deseos. Y aún no están las palabras, ni el tacto. Mis inseguridades, mi miedo al rechazo quieren creerle a la falta de los otros sentidos.
Pero, esque,
En mirar no hay engaño, Chico.
Y de mirarnos podemos pasar a estar, algún día,
Lost in the moment.
p.s. Habiendo terminado este escrito, sonó la canción Prófugos de Soda Stereo. La vida es tan sincrónica cuando uno usa su creatividad —
Cerati dice:
Tus ojos nunca mentirán
pero ese ruido blanco es una alarma en mis oídos.
y ahí está todo lo que dije aquí: los ojos no mienten pero las palabras sí. Cerati también confió en la verdad de los ojos. Y también descubrió que las palabras a veces no se alinean con esa verdad:
no seas tan cruel
no busques más pretextos.
Le dice Cerati a su prófuga amada. Como queriendo decirle que no le ande con mentiras porque sus ojos le dicen la verdad de lo que siente (amor correspondido), aunque ella diga que no es así.
Food for thought.
clink clink betches! Ahí una foto ocultando mis ojos pero saboreando el tercer o cuarto martini de mi vida. ¡Vivan las aceitunas!